“España en San Mamés, un gol en propia puerta”
ESPAÑA EN SAN MAMÉS, UN GOL EN PROPIA PUERTA
La selección española jugará en San Mamés por el impulso político y económico de las instituciones que gobierna el PNV. Mientras, la selección vasca sigue sin reclamar la oficialidad en instancias internacionales a pesar de que la federación de fútbol aprobó una iniciativa en ese sentido en una asamblea celebrada en diciembre de 2018.
San Mamés acogerá cuatro partidos de la Eurocopa el próximo mes de junio. En tres de ellos la selección española jugará como «local» ante Suecia, Polonia y un cuarto equipo que saldrá de la repesca entre Eslovaquia, Bosnia, el norte de Irlanda y la República del sur de Irlanda. Un acontecimiento que va más allá del fútbol y que tiene un carácter simbólico evidente; la selección española no juega un partido en Bilbo desde hace más de 50 años, en pleno franquismo.
Aun así, desde el ámbito institucional prefieren pasar de puntillas sobre el asunto. El consejero de Cultura y Deportes de Lakua, Bingen Zupiria, afirmaba que es un evento deportivo y el alcalde Aburto trataba de quitar trascendencia alegando que los equipos vascos compiten en la Liga española y la Copa del Rey. Sin embargo, cuando se presentó la candidatura ya hubo polémica entre representantes del PNV. Al Ayuntamiento regido por Azkuna no le importaba la selección que jugara y el Ejecutivo de Urkullu aprobaba una resolución en la que pedía que la selección vasca fuera la anfitriona. El diputado general de Bizkaia, José Luis Bilbao, fue mucho más allá al decir que España solo podía jugar de visitante en San Mamés, aunque después le obligaron a rectificar sus palabras. Desde la formación jeltzale dieron el visto bueno a la candidatura a sabiendas de que serían la «sede española» del torneo.
El «impacto», más mediático
No hay semana en la que alguna persona vinculada con el Athletic no sea cuestionada por la Eurocopa. Al presidente, Aitor Elizegi, le cayeron críticas hasta en su Junta tras decir en una gala en Sevilla que la selección española era «bienvenida a casa» y en el balance de su primer año se defendía diciendo que «echamos de menos a nuestra selección, Euskal Selekzioa», pero que cumplirán con respeto y lealtad el compromiso.
El bombardeo mediático es una constante y supera con creces las mareantes cifras del «impacto económico». En el pleno de finales de noviembre en Bilbo desde el Ayuntamiento se hablaba de 30 millones y, semanas más tarde, el concejal de Desarrollo Económico Xabier Ochandiano elevaba la cifra a más de 80 millones de euros. Un dato que coincide con Aste Nagusia, el evento con mayor «impacto» según el Ayuntamiento. Pero lo realmente complicado sigue siendo conocer el gasto en dinero público. El Consistorio bilbaino ha reconocido que ha aportado 2 millones y la Diputación de Bizkaia 750.000 euros. El Gobierno de Lakua también ha puesto su parte. Ochandiano cuantificaba en 5,5 millones de euros la «inversión», aunque aseguraba que la UEFA ponía 2 millones.
La paradoja añadida es que la Federación Española de Fútbol cobrará 4,2 millones por ser San Mamés sede del torneo. Hay que sumar las exenciones fiscales aprobadas por la Hacienda vizcaina para que los no residentes no tengan que tributar por actividades realizadas durante la Eurocopa. Esto sí que nadie lo ha debido de cuantificar, al igual que el «ahorro» en sueldos al echar mano de casi un millar de voluntarios cuando la UEFA presentaba la temporada pasada unos ingresos de más de 3.200 millones de euros
Con petición para abrir el aeropuerto las 24 horas, falta también conocer otros gastos paralelos: desde la limpieza a la licitación por 700.000 euros de unas vallas «antiterroristas» y, sobre todo, la seguridad. La cumbre del G8 en Biarritz tuvo un coste de 345.000 euros con 4.000 agentes movilizados. Para el partido ante el Spartak de Moscú en Europa League se diseñó un dispositivo con 800 policías. Entre los «ultras» de la rojigualda y los «hooligans» polacos, de los más violentos de Europa, parece garantizado que van a tener trabajo.
No está de más recordar que los máximos dirigentes que aprobaron San Mamés como sede del torneo –Michel Platini, presidente de la UEFA, y Ángel María Villar, de la Española– han sido encausados por corrupción posteriormente.
¿Y la selección vasca?
La disputa de la Eurocopa dejará en evidencia la triste falta de avances en la oficialidad de las selecciones vascas. Desde 2014, año en que se presentó esta candidatura, el Gobierno de Lakua tiene un informe jurídico que declara viable conseguir el reconocimiento internacional. En diciembre de 2018 se aprobaba en una asamblea de la Federación Vasca presentar una solicitud ante FIFA y UEFA, pero un año más tarde se desconoce dónde quedó aparcada.
El seleccionador, Javier Clemente, lanzaba la propuesta de organizar un amistoso contra la española antes de la Eurocopa. Desde EH Kirola resaltaban que, más allá del resultado, supondría un reconocimiento como selección. Pero la posibilidad está descartada desde Madrid, obviamente por esto mismo. Mientras distintos colectivos se organizan para protestar por la Eurocopa, desde la Federación Vasca intentan atar un partido antes del torneo en medio de una guerra abierta por acceder a la presidencia del organismo.
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